¿Por qué o para qué?

¿Por qué o para qué?

Hace muchos años, en mi época escolar, leí un libro llamado “El porqué de las cosas”. Este libro estaba dirigido a los niños y recreaba muchas de las preguntas que los pequeños hacen a los mayores, preguntándole el por qué prácticamente de todo lo que pasa a su alrededor. Fue un libro que me hizo reflexionar, que me hizo darme cuenta que las cosas podían ser de forma diferente a como las conocía, a lo que te hacían conocer.


Una de las preguntas que más me impacto y que siempre ha estado y está en mi cabeza fue la de, ¿Por qué es tarde? Esta pregunta puede albergar todo tipo de cosas, unas más triviales, como pueden ser ¿por qué es tarde para comer?, ¿por qué es tarde para levantarme?, ¿por qué es tarde para salir a dar una vuelta?….. Pero otras mucho más trascendentales como, ¿por qué es tarde para cambiar algo que no me gusta?, ¿por qué es tarde para disfrutar de la vida?, ¿por qué es tarde para intentar conseguir un sueño?, ¿por qué es tarde para estar con quien quiero y cuando quiero?, ¿por qué es tarde para corregir mis errores?, ¿por qué es tarde para intentar cambiar el mundo?, ¿por qué es tarde para reflexionar sobre mi vida?,… 


Podría escribir millones de preguntas sobre el porqué de las cosas, páginas enteras, pero prefiero no hacerlo, cada uno debe formular las suyas.


La vida que llevamos nos hace vivir muy rápido, a penas disfrutar del momento, vivir casi de forma automática superando cada día y pensando en el siguiente antes de que éste termine, estar siempre en el mañana y rara vez en el presente, dejar de disfrutar de esas pequeñas cosas que tanto mencionamos y que poco disfrutamos, simplemente analizar nuestra vida y cambiar aquello que no nos guste, manteniendo lo que nos satisface.


Siempre me gusta buscar la parte positiva de todo, aquella que realmente merece la pena, y para ello, más que por qué se debe de preguntar para qué, la respuesta de ambas preguntas es muy diferente. Cuando nos pasan cosas buenas en la vida es raro que nos preguntemos ni una cosa ni otra, simplemente nos alegramos e INTENTAMOS disfrutarlas, pero cuando las cosas no son tan buenas es más habitual preguntar por qué ha pasado y por qué a mí, pero rara vez preguntamos el para qué.
En un blog anterior os conté mis inicios en este mundo de la moda y que estos fueron provocados por un expediente de regulación de empleo de mi anterior trabajo. En ese momento, supongo que la gran mayoría de los que estuvieron afectados por el mismo se preguntaron, ¿por qué me ha tocado a mí? y nadie ¿para qué me ha tocado a mí? Yo me quedé con la segunda y la respuesta fue, sin ninguna duda, mucho más optimista que la de la primera. Comencé a andar este camino en el que me encuentro, a vivir cosas nuevas, a tener nuevas sensaciones, nuevas ilusiones, nuevos proyectos, nuevos horizontes, un nuevo futuro.


Siempre termino el blog con una moraleja sobre lo que cuento, en este caso no quiero que sea así, la reflexión os la dejo a vosotros. En ocasiones no viene mal reflexionar sobre nuestra vida.

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