Todo esfuerzo, ¿tiene su recompensa?

Todo esfuerzo, ¿tiene su recompensa?

El domingo pasado se celebró la carrera ANIBAL RACE 2023. Participé en la de senderismo, con una distancia de 14 kilómetros. Es una competición en montaña donde los primeros 6 kilómetros son de subida constante por sendas rocosas, estrechas y con un importante desnivel. El recorrido se inicia en un centro deportivo a pie de montaña y desde la salida, comienza la subida.

He de reconocer que fui a esta carrera sin haber entrenado nada por montaña, el senderismo que hago durante la semana es escaso y siempre en terreno llano, por lo que era una incertidumbre si lograría terminar la carrera, si lograría salir de la montaña por mí misma, pero me atreví.


La subida, para mí, se puede dividir en tres etapas, siendo la más larga y pronunciada la última de ellas, pero todas de una dureza importante.


La salida fue a las 10.00h, momento en que empezó la ascensión. La primera fue dura, pero era el inicio y las fuerzas estaban intactas, pero aun así ya pensé que el trayecto se iba a hacer muy largo. La segunda etapa de la subida reiteró lo que ya pensaba en la primera. Prefería no mirar la distancia recorrida para no saber la que quedaba hasta llegar a la cima. La tercera fue la más complicada, la más larga, la que más costó porque ya el cansancio se iba notando, la que me llevó casi al límite de mis fuerzas, pero, aunque me noté que flojeaba y que la vista se empezaba a nublar seguí adelante.

La motivación para seguir, más que mérito mío llegó porque sabía que si paraba de golpe mi situación física iba a empeorar y porque muchas personas venían detrás de mí y no les podía retrasar su camino. Seguí adelante, logré recuperarme y no sé por qué, pero a partir de este momento fue cuando empecé a disfrutar la carrera. La bajada también tenía lo suyo, pero hay que reconocer que físicamente el esfuerzo no es el mismo. 


Durante el trayecto de subida pensaba que no tenía ninguna necesidad de esto, que no merecía la pena el sobre esfuerzo que requería esta carrera, pero cuando finalizó mi mente pensaba de otra manera.


Mi carrera duró dos horas y cuarenta y un segundo. Cruzada la meta y conseguida la medalla que entregaban por completar el recorrido, era el momento de beber algo de líquido y recuperarme después del esfuerzo. En ese momento me di cuenta que HABÍA MERECIDO LA PENA, que el balance de esa mañana era muy positivo. 


Sé que todos los esfuerzos no tienen su recompensa, pero éste si la tuvo. Una recompensa que se trasladó mucho más allá de esa medalla, que se convirtió en un chute de adrenalina y en un empujón para seguir esforzándome por sacar adelante este nuevo proyecto, por intentar tener mi marca, por poder vivir de esto, porque siempre las cosas no se ven de color de rosa, porque no es fácil mantener la motivación y la ilusión alta por mucho que te guste lo que haces, porque hay días donde todo se ve de un color un poco más oscuro, pero esto, al fin y al cabo, pasa con todos los aspectos de la vida.


Aunque el futuro es incierto e impredecible, quiero pensar que SI, que este esfuerzo al final tendrá su recompensa y habrá merecido la pena. 


Muchas gracias por invitarme a esta carrera y por lo mucho que me ha enseñado.

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